Examinemos el comentario de Michael Habicht sobre estos párrafos: "Tanto el manuscrito de París como los registros de Juana coinciden en su popularidad entre el clero y el pueblo de Roma... La
siguiente parte es de gran importancia, pues el manuscrito nos dice, cómo el
diácono fue hecho papa. Después de haber sido elegido por el pueblo y el clero
de Roma, el diácono se escondió en Letrán, sintiéndose indigno de este honor y
fue sacado por el pueblo e instalado como papa." (“Pope Joan - The Hidden Pontificate of a Woman”, The Liber Pontificalis as manuscript, Comparison of the manuscripts, página 28-32, por el arqueólogo Michael Habicht)
¿Qué significa todo esto? Simple, todo los párrafos contenidos entre las frases “HUIUS INSIGNE BEATISSIMI” y "POPULUSQUE CUNCTI DEFENSOR" se refieren a la papisa Juana. Estos párrafos fueron interpolados y modificados. La historia que contienen se encontraba originalmente entre la muerte de León IV (853 d.C.) y Benedicto III (855 d.C.). Todo lo que se dice de Benedicto III en esos párrafos en realidad le corresponden a León IV. Todo lo que se dice sobre Luis II le corresponden a Lotario I. Y todo lo que dice sobre Nicolas I le corresponde a la papisa Juana.
La información de que el diácono (Juana disfrazada) "se escondió en Letrán, sintiéndose indigno de este honor y fue sacado por el pueblo e instalado como Papa" es muy importante pues nos ayuda a comprender otro de los misterios del encubrimiento del pontificado de la mujer Papa; el enigma de los años 1099 y 1100 d.C. como fechas alternativas al pontificado de Juana.
Fíjese como el Liber Pontificalis describe la elección de Pascual II en 1099 d.C.:
"En la solemne ocasión de la muerte del magnánimo Papa Urbano, la iglesia de la ciudad solicitó que se le asignara un pastor. Por esta razón, los cardenales y obispos, los diáconos y prelados de la ciudad, los primicieros y los escribas regionales se reunieron en la iglesia de San Clemente. Mientras se discutían allí muchos asuntos, se decidió repentinamente que este era más conveniente. AL ENTERARSE, ESTO DESAGRADÓ AL BUEN HOMBRE, Y DESEANDO EVITARLO, HUYÓ Y SE OCULTÓ. PERO NO PUDO OCULTAR POR MUCHO TIEMPO EL PLAN HUMANO EN BENEFICIO DE UN SOLO HOMBRE, QUE LA GRACIA DE LA DIVINIDAD HABÍA DISPUESTO REVELAR PARA LA SALVACIÓN DE TODOS. LO ENCONTRARON Y LO ARRASTRARON AL CONVENTO; LOS PADRES LO REPRENDIERON POR SU HUIDA: «ME ERA MÁS CONVENIENTE HUIR», DIJO, «PADRES, QUE SOPORTAR EL PESO DE UNA CARGA DESIGUAL CON UNA PRESUNCIÓN DE ÁNIMO INMODERADA; NI ME CONVENÍA SER SACERDOTE DE ESE HONOR»." (Pascual II, Liber Pontificalis)
¡Un calco de los acontecimientos que rodearon la elección de Juana!
Lo que ocurre es que en el año 1099, con el Papa Pascual II, la ceremonia de verificación de la masculinidad del Papa se transforma en un rito oficial en memoria del parto de la Papisa.
Sentado como si estuviera acostado en las sillas, el Papa representó a la Papisa Juana dando a luz. Luego el sexo de Pascual fue verificado por el clérigo más joven. Previo a esto, Pascual II realizó toda una actuación (un misterio, una especie de obra teatral religiosa), en la que representó la forma en que la papisa había sido elegida y entronizada.
El Liber Pontificalis incluye parte de esa actuación de Pascual II, haciendo el papel de la Papisa, como si fuera parte de la historia real del Papa.
A partir de 1099 d.C., la ceremonia de coronación del Papa (que servía también para verificar su masculinidad) se transformó en un rito en memoria del parto de la Papisa Juana, a la vez que se seguía verificando la masculinidad del pontífice.
Es por ello que escritores como Jean de Mailly y Esteban de Borbón ubican el pontificado de Juana entre 1099 y 1100 d.C. Básicamente, confundieron la fecha de la actuación de Pascual II, haciendo el papel de Juana, con la fecha del pontificado de la Papisa.
Volvamos ahora al Liber Pontificalis y al Papa sin nombre:
Veamos el comentario de Michael Habicht sobre estos últimos párrafos:"También se dice que el emperador Luis II estuvo presente en la consagración del nuevo papa en San Pedro y en el regreso a Letrán. También se dice que Luis II besó al nuevo papa con amor y luego regresó a su campamento fuera de Roma. Más tarde el nuevo papa visitó al emperador en su campamento, lleno de amor y afecto hacia él. El emperador cabalgó hacia el pontífice, desmontó y al tomar las riendas del caballo del papa, lo guió al campamento. Disfrutaron de su conversación espiritual mientras cenaban. El mensaje entre líneas es bastante obvio: se puede suponer que Luis II se había dado cuenta de que el nuevo Papa era una mujer disfrazada. El Liber Pontificalis también da una descripción del ‘Papa sin nombre’, describiendo al pontífice como guapo, educado, culto en la retórica, humilde, ilustre y generoso con los pobres, protector de los huérfanos y viudas y defensor del pueblo: «Erat enim aspectu pulcher, forma decorus, doctus in verbo, loquela humilis, actu preclarus, ieiuniisque de divino cultu intentus, pauoeribus largus, orphanum protector, et viduis fautor, POPULUSQUE CUNCTI DEFENSOR.» Uno puede estar completamente de acuerdo con las conclusiones de Morris, que esta descripción no encaja con Nicolás I, sino que se correlaciona muy bien con la Papisa Juana (Morris 1985, 67). Conrad Botho (ver abajo) informa que el Papa Juan coronó a Luis II como Emperador en el año 856. Esto se traduce en una imagen totalmente coherente de los acontecimientos. El Papa desconocido en el Liber Pontificalis describe partes de la vida de Johannes Anglicus y no de Nicolás I. Luis II ya era emperador durante algunos años en 858 cuando organizó todo para que Nicolás I se convirtiera en nuevo pontífice. Pronto se arrepintió de su apoyo, ya que Nicolás I desarrolló una alta autoestima y reclamó la superioridad del poder espiritual sobre el poder secular del emperador. Nunca se llevó bien con Luis II. Coincido plenamente con Morris en que la descripción del ‘Papa sin nombre’ no encaja con la de Nicolás I." (“Pope Joan - The Hidden Pontificate of a Woman”, The Liber Pontificalis as manuscript, Comparison of the manuscripts, página 28-32, por el arqueólogo Michael Habicht)
De los cientos de manuscritos del liber pontificales, sólo uno contiene la introducción del Papa Nicolas I luego de la muerte de Benedicto III. Y este único manuscrito le pertenece al Vaticano. Resultaba, pues, demasiado sospechoso. Es por ello que, entre 1886 y 1892, se crea la reedición del Liber Pontificalis por Louis Duchesne. Veamos lo que dice Michael Habicht sobre esta última reedición:
"La vida del ‘Papa sin nombre’ contiene varios elementos que se asemejan mucho a los informes sobre la Papisa Juana (Stanford 2009, 54; Morris 1985, 56, 59-68). Morris incluso demostró una posible manipulación hecha en la traducción impresa de Duchesne (Vol. 2, placa 2) que normalmente da comentarios sobre las distintas ediciones, pero en este caso, no indicó que se omitieran dos líneas, que en manuscritos posteriores se referían al Papa Nicolás. ¿Por qué Duchesne omitió dos líneas largas? Morris sugirió que se temía que la historia pudiera ser vista como la vida de la Papisa Juana (Morris 1985, 59-60)." (“Pope Joan - The Hidden Pontificate of a Woman”, The Liber Pontificalis as manuscript, Comparison of the manuscripts, página 28-32, por el arqueólogo Michael Habicht)
Veamos ahora este interesante comentario de Michael Habicht respecto de los cambios que se hicieron en el Liber Pontificalis para borrar a la Papisa Juana:
"Morris también reconstruyó que en el siglo XVI el manuscrito pertenecía a Marquardt Freher, quien lo prestó a los jesuitas para su compilación de la primera edición impresa del Liber Pontificalis en 1602 d.C. Hay pruebas de que habían quitado la vida de la Papisa Juana al considerar que su historia era una leyenda fraudulenta inventada por Martin von Troppau. La remoción de la Papisa Juana fue admitida en una publicación que mencionaba que la vida de Johannes Anglicus fue quitada (Joan Morris 1985, página 60). La explicación de los jesuitas, de que alguien añadió más tarde la leyenda de Martin von Troppau, parece ser una interpretación errónea deliberada. En realidad, como afirma Morris, es al revés: Von Troppau relató cuidadosamente lo que encontró en los viejos códices y que estaba allí antes del relato de Martin von Troppau en 1277. En el siglo XVII hubo incluso una queja pública sobre la falsificación católica del Liber Pontificalis al sacar a Johannes Anglicus (Morris 1985, 61-62). Friedrich Spanheim también se quejó de esta historia falsa producida por la Iglesia en 1602." (“Pope Joan - The Hidden Pontificate of a Woman”, The Liber Pontificalis as manuscript, Comparison of the manuscripts, página 28-32, por el arqueólogo Michael Habicht)
APENDICE II
OTRO ARGUMENTO MÁS
Quizás el ultimo argumento que esgrimen los exegetas de la iglesia, para negar la existencia de la ceremonia de verificación, es que en algunos documentos no se menciona específicamente el tocamiento de los testículos del papa. Veamos como ejemplo el Caeremoniale romanum, Venise, 1516 y 1582:
"Precedido por los canónigos y seguido por los cardenales que cantaron el Te Deum, entró en el coro de la iglesia y permitió a los canónigos besarles los pies. Luego pasó a la capilla de San Silvestre; frente a la puerta había dos sillas de pórfido calado. El Papa se sentaba en una de ellas, y el Prior de Letrán, arrodillado, le entregaba una vara, símbolo del poder de corregir y gobernar, y las llaves de la basílica y del palacio, emblemas del poder de cerrar y abrir, de atar y desatar. El Pontífice se levantaba con la vara y las llaves, se sentaba en el otro asiento, devolvía al Prior lo recibido y de nuevo arrojaba dinero al pueblo. Luego, pasando al sanctasanctórum, oraba allí de rodillas y con la cabeza descubierta; Luego regresó a la capilla de San Silvestre, donde entregó regalos a todo el clero." (Caeremoniale romanum, Venecia, 1516 y 1582, reimpreso en Nova colleclio scriptorum ac monumentorum de Hoffmann. Leipziek, 1733, in. 4°).
Para empezar debemos decir que este documento menciona claramente las dos sillas de pórfido calado. Además, se menciona que El Papa se sentaba en una de ellas y después se sentaba en el otro asiento.
Es claro que no se menciona el tocamiento de los testículos del Papa porque esa parte del rito debía permanecer secreto. Es decir, transmitirse sólo por vía oral. Debemos recordar la relación de todo el caso de la mujer Papa con la brujería medieval. El secretismo, característico de ese culto, es lo que permitía su supervivencia. Tal como sucedió con los sacrificios humanos llevados a cabo por el sacerdote católico Étienne Guibourg, o por el mariscal Gilles de Rais (quien llegó ser nombrado canónigo de Saint-Hilaire-de-Poitiers), sólo se conocen sus abominables actos por las confesiones en los juicios y por la palabra de testigos. No existe ningún manual ni documento escrito que detalle la forma en que se deberían llevar a cabo sacrificios humanos, pues esos conocimientos sólo se transmitían por vía oral.
Lo mismo es en el caso de los asientos de pórfido y de la Papisa Juana. De hecho, la muerte de la Papisa fue un sacrificio humano. Ella sabía que moriría de forma violenta. Recordemos las palabras de Felix Haemerlin: «…Mientras iba en procesión desde la Basílica de San Pedro hasta Letrán, en la calle que conduce del Coliseo a la iglesia de San Clemente, dio a luz como había elegido para la remisión de sus pecados». (De Nobilitate et Rusticitate Dialogus, de Felix Haemerlein, 1440, cap. 27; Reber 1846, 241; Gössmann 1994, 79, nota 17)
Ella era la cabeza de su coven (cofradía de brujos) y, tal como dice la antropóloga británica Margaret Murray, su sangre fue derramada:
"En los países en que se ofrecían tales sacrificios había tres métodos para matar a la víctima: 1. Por el fuego, y las cenizas se dispersaban sobre los campos o eran arrojadas a una corriente de agua; 2. Derramando sangre, de modo que cayera sobre la tierra, y 3. Por alguna forma de asfixia; en este caso, el cuerpo era desmembrado y sus fragmentos enterrados en los campos, o era quemado y se dispersaban las cenizas. El dios encarnado fue originalmente el rey o jefe de la tribu" (El Dios de los Brujos por Margaret Murray, capitulo VII, La Víctima Divina, página 207)
De igual forma, el rito que recordaba su parto debía permanecer, por lo menos de manera oficial, oculto.
Es por ello que la información sobre lo que se hacia en esos dos asientos llaga a nosotros por medio de testigos, y no por medio de un documento oficial. Veamos el testimonio del historiador griego Laónico Calcocondilas (1423-1490):
«Pontificem pronunciatum insidere jubent sedili foramen habenti, ut testes ex eo pendentes aliquis, cui hoc muneris injunctum est, tangat, qui appareat pontificem virum esse... Quapropter ne decipiantur iterum, sed rem cognoscant, neque ambigant, pontificis creati virilia tangunt. Et is qui tangit acclamat: Mas nobis Dominus est.» (Laonieus Chalcocondylas, De rebus Turcicis, edente C. A. Fabroto, Parisiis, in-folio, p. 160.)
Traducción libre:
«Ordenan al proclamado Pontífice sentarse en un asiento con un agujero, para que los testículos (testes) que cuelgan por él puedan ser tocados por alguien a quien se le ha encomendado este oficio, ante quien parece ser un pontífice varón... Por lo tanto, para no ser engañados de nuevo, y para que sepan el asunto y no tengan dudas, tocan las partes masculinas del Pontífice elegido. Y quien las toca exclama: «El Señor nuestro es Masculino» (Laonieus Chalcocondylas, De rebus Turcicis, edente C. A. Fabroto, Parisiis, in-folio, página 160.)
APÉNDICE III
Sin embargo, para poder entender claramente lo que ocurrió, es sumamente importante que se sepa que la iglesia omitió, alteró o simplemente eliminó de su historia oficial algunos hechos embarazosos.
Un buen ejemplo de eso se puede ver en el caso de la fecha de fallecimiento del arzobispo católico Dunstan (19 de Mayo de 988 d.C.). Sin embargo, hasta el año 1925 se entendía que la fecha de su muerte había sido el 2 de Febrero de 988 d.C. Veamos, por ejemplo, la siguiente cita de la antropóloga británica Margaret Murray: “Los relatos sobre los poderes mágicos de Dunstan muestran que el pueblo lo consideraba un hombre con cualidades más que mortales. MURIÓ UN 2 DE FEBRERO, uno de los cuatro grandes sabbaths trimestrales.” (The God Of The Witches, capítulo 7, la Victima Divina, Thomas Becket, escrito por Margaret Murray en 1925)
¿Por qué la fecha de su muerte ya no es más 2 de febrero de 988? ¿Por qué es 19 de mayo de 988? La respuesta es que el 2 de febrero de cada 7 años los brujos medievales llevaban a cabo un sacrificio humano especial; el asesinato de su líder. La iglesia católica adoptó esa fecha y la convirtió en la “fiesta de la candelaria” (fiesta de las candelas o de las velas).
En su libro, Margaret Murray implica que Dunstan pudo haber sido asesinado por sus propios compañeros. Esto implicaría, a su vez, que tanto Dunstan como buena parte de los clérigos que lo acompañaban pertenecían a un culto relacionado con la brujería. De hecho, a Dunstan se le acusó de practicar la brujería y la magia negra, razón por la cual, el rey Æthelstan ordenó que abandonara el palacio. Por esa misma razón fue luego apaleado y arrojado a un pozo.
Aun cuando siempre se relataron historias de encuentros entre Dunstan y el Diablo (en los que este último terminaba siendo avergonzado por Dunstan), el libro de Murray descorría un velo que revelaba una historia alternativa, subyacente, y sumamente intrigante.
Es por ello que cambiaron la fecha.
En el caso del Papa Juan XX ocurrió algo similar.
APÉNDICE IV
EL TESTIMONIO DE LOS JUDÍOS
En cuanto a los judíos, varios de ellos han hablado del Papa en sus Crónicas (Lib. Zuchafin, p. 146). Entre otros, Abraham Zachut, quien escribió alrededor del año 1500, afirma expresamente que, durante la época de Lotario, existió una papisa Juana, a quien incluso le otorga sabiduría al compartir, es decir, en forma rabínica, el favor y la habilidad. Añade a esto las circunstancias más memorables de esta historia, como el parto de Juana y las precauciones que se tomaron en Roma desde este incidente, como alejarse de la calle donde ocurrió el parto y comprobar el sexo del Papa.
FIN
"Y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas."